NÚMERO DE PARTICIPANTES: De dos a cuatro.
DÓNDE SE JUGABA: Sobre una pequeña parcela de suelo liso.
CUÁNDO SE JUGABA: Todo el año.
OBJETOS QUE SE UTILIZAN: Cinco piedras pequeñas, que quepan todas juntas en la mano.
REGLAS DEL JUEGO: Tras decidir quién comienza, se dejan caer las cinco chinas o pequeñas piedras delante de la/el jugadora/or y se elige una como marcador. Se lanza el marcador hacia arriba y, mientras está en el aire, se coge del suelo una piedra de las cuatro restantes con la misma mano con que se ha lanzado el marcador. Cuando se han cogido todas de una en una, se hace lo mismo de dos en dos, tres y una, y, por fin, todas a la vez. Si la china marcador toca el suelo o si no se recogen las piedras en juego, el turno pasa al siguiente jugador o jugadora.
El último movimiento consiste en juntar las manos formando un cuenco en el que se colocan todas las chinas, se lanzan desde esta posición y hay que recogerlas con los dorsos de las manos, formando una superficie plana; por último, con un lanzamiento, hay que volver a adoptar la posición del principio (las manos formando un cuenco), sin que caiga ninguna piedrecita al suelo.
VARIANTES: Se jugaba también con judías en vez de chinas. En este caso, las judías, que tenían cierto valor ya que se elegían las más bonitas, estaban en juego.
ANÉCDOTAS: Este tipo de juegos, que hacen uso de materiales cotidianos, son típicos de una infancia que se crió sin juguetes.
TESTIMONIOS:
“No necesitábamos nada para pasárnoslo bien. Con una amiga y las piedras del suelo podíamos pasar la tarde. Hoy, mis nietas tienen de todo y se pasan el día viendo la televisión.” (Testimonio recogido en el distrito de Barajas).
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