NÚMERO DE PARTICIPANTES: De 2 a 5.
DÓNDE SE JUGABA: Exterior.
CUÁNDO SE JUGABA?: Primavera y verano. El suelo no puede estar húmedo.
OBJETOS QUE SE UTILIZAN: Canicas, que se compraban en el los ‘quioscos de pipas’.
REGLAS DEL JUEGO: Se hace un agujero en la tierra de unos diez centímetros de diámetro y unos siete u ocho de profundidad, llamado ‘gua’.
Tras marcar la línea de tirada a una distancia prudencial del ‘gua’, las/los participantes tratan de colar sus canicas en el mismo. La persona que consigue introducir la canica es la que comienza el juego, si nadie lo logra, dará comienzo la que se haya aproximado en mayor medida. Entonces, se miden dos palmos y medio desde el ‘gua’, la canica se sitúa entre el dedo índice y el pulgar, y tras apuntar a la canica de la persona contraria, se lanza. Si golpea a la otra canica, debe tratar de volver a introducir la suya propia en el ‘gua’. En el caso de que fallara, uno de los contrarios
lanzaría su canica tratando de golpearla, y si tuviera éxito debería también introducir la suya propia en el ‘gua’.
VARIANTES: Se dibuja en la tierra un círculo de un metro o metro y medio de diámetro en el que se depositan las canicas. Desde una distancia pactada con anterioridad, por turno, se lanza una canica con el objetivo de sacar del círculo las de las/los compañeras/os. Si la canica que se utilizaba para lanzar quedaba en el interior del círculo, se perdía.
ANÉCDOTAS: Están en juego las propias canicas.
TESTIMONIOS:
“Las niñas no solíamos jugar a las canicas. Yo sí, con mis hermanos y sus amigos. Llegué a hacerlo muy bien.” (Testimonio recogido en el distrito de Latina).
“A las canicas jugábamos con los chicos. Yo era muy buena y mis hermanos mayores se enorgullecían de tener una hermana que jugase mejor que muchos de sus amigos.” (Testimonio recogido en el distrito de Hortaleza).
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