domingo, 27 de mayo de 2012

LAS TABAS


NÚMERO DE PARTICIPANTES: Dos o más, aunque si son más de cuatro el juego pierde ritmo.
DÓNDE SE JUGABA: Exterior/interior.
CUÁNDO SE JUGABA: Todo el año.
OBJETOS QUE SE UTILIZAN: Tabas: hueso de la rodilla del carnero.

REGLAS DEL JUEGO: Aunque hay muchas modalidades, la más extendida es aquella en la que se utilizan cinco tabas, que podrán ir pintadas de vivos colores. Cada lado de la taba recibe un nombre: hoyos, panza o tripa, liso y carnero. Con este orden se irán sucediendo las rondas y el proceso será siempre el mismo. Cuatro de las tabas se arrojan al aire y se dejan caer al suelo. La quinta se irá lanzando hacia arriba y dejando caer. Mientras la taba está en el aire la jugadora/or irá colocando las que están en el suelo en la cara de tripas, luego en hoyos, etc. y así hasta conseguir pasar por todas las caras en todas las tabas. Gana el participante que lo consiga con menos lanzamientos.
También la jugadora o jugador lanza al aire los cinco huesos y trata de recuperarlos con el dorso de la mano. Repite la operación con los que no se le han caído, pero esta vez trata de cogerlos con la palma.
Otra modalidad consiste en lanzar una taba mientras se va cogiendo el resto de una en una, de dos en dos, de tres en tres y, finalmente, todas de una vez.
En ocasiones, tras lazar las tabas, la jugadora o el jugador sitúa la mano formando un arco con el dedo índice y el pulgar. El juego consiste en hacer pasar las tabas por debajo del arco, primero de una en una, después de dos en dos, de tres en tres y, por último, todas a la vez.

VARIANTES: EL ZURRIAGO.
Esta modalidad era propia de los niños. Se apostaban cromos que se ganaban o perdían según la posición en la que caía la taba: “liso” ganaba un cromo; “carnero”, dos; si salía “hoyo” tenías que poner un cromo en el montón; y si salía “tripa”, tenías que poner un cromo y recibir un “zurriagazo”, es decir, un latigazo generalmente con el cinturón.

ANÉCDOTAS: Su origen se remonta a los orígenes de las civilizaciones indoeuropeas y llegó a Sudamérica durante la conquista española. En España se sustituyó como juego de apuestas en momentos en que los casinos o salas de juego estuvieron prohibidos.

TESTIMONIOS: “Pintábamos las tabas con anilina. ¡Quedaban preciosas!” (Testimonio recogido en el distrito de Moncloa).
“Cuando mi madre preparaba el cordero, mis hermanas y yo peleábamos por las tabas. Recuerdo que la cocina olía muy mal.” (Testimonio recogido en el distrito de Hortaleza ).

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